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“El rey de los toreros” sigue vivo

  • Foto del escritor: Jaime Roch
    Jaime Roch
  • 9 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 6 jul 2020



Joselito El Gallo vive cien años después de su muerte. El menor de los Gallo mantiene su hegemonía en la fiesta de los toros a un siglo de su fallecimiento en Talavera de la Reina en las astas de “Bailaor”, de cuya tragedia se cumplió el cien aniversario el pasado 16 de mayo.



Gallito -como también se conocía a José- fue un torero clave en la tauromaquia, el paradigma del toreo clásico, porque fue el primer espada que toreó en redondo y ligado, en un tiempo donde reinaba la línea recta y las suertes defensivas. Es decir, la lidia cedió su espacio al toreo gracias a él porque profundizó en la técnica del toreo y perfeccionó las suertes conocidas en esa pugna junto a Juan Belmonte, quien impuso la estética gracias al temple nacido al cruzarse al pintón contrario en el planteamiento de los muletazos.



Así lo contó el periodista Pepe Alameda en su libro El hilo del toreo: “Joselito, cuando toreaba al natural, mandaba al toro hacia fuera, lo hacía venir por su línea natural, sin 'expulsarlo', reunido hacia su pierna izquierda que permanecía fija sobre su punto de apoyo inicial. Luego, José, llevaba la muleta atrás para marcar el viaje en redondo. Y, una vez consumado el pase, sin quitar la muleta de la cara y sin mover de su sitio aquella pierna izquierda, volvía a tirar del toro y repetía la suerte, logrando el toreo en redondo”.



En ese sentido, la alquimia ganadera también determinó la forma de torear gracias a Gallito. La selección del ganado limó el esfuerzo defensivo que hacían los matadores de la época para dar paso, con el tiempo, al planteamiento estético de la faena convertida en un actividad creativa, en una obra de arte. Una de las innovaciones de Joselito El Gallo fue la selección de un nuevo tipo de toro porque él mismo, con apenas 20 años cumplidos, asesoró a los ganaderos para que cruzaran sus vacadas con toros de Vistahermosa, un animal mucho más bravo que ahora supone el 95% de la cabaña brava. Es decir, además de la fiereza en el caballo se valoró también la calidad del toro para su lidia en la muleta, esa virtud que hoy se conoce como la clase.




Para conmemorar el centenario de su muerte, la editorial sevillana El Paseo ha reeditado la biografía dedicada a este ilustre torero, “El rey de los toreros”, escrita por Paco Aguado y prologada ahora por el maestro Luis Francisco Esplá. Su publicación supone tener la oportunidad de conocer la importancia de uno de los toreros más relevantes de la historia de la tauromaquia, el innovador de las plazas monumentales y el renovador del toro bravo.



En definitiva, la obra de Paco Aguado es una joya literaria, revisada y ampliada, que retrata la dimensión de Joselito El Gallo. La base del toreo moderno, junto a Juan Belmonte, tras renovar todo lo conseguido hasta entonces por los antecesores a la lidia. Es un elenco amplio y brillante de historia del toreo que os recomendamos.



Fotos y vídeo de Jaime Roch.

 
 
 

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