En las ganaderías de toros de lidia siempre sale el sol, aunque se vivan tiempos convulsos como la epidemia del coronavirus que ha paralizado la vida urbana y ha suspendido la temporada taurina en todo el mundo. Al final, siempre quedará el campo, el toro, la luz del día, el sol, el agua, la tierra, el aire, es decir, ese balón de oxígeno que supone la naturaleza para la humanidad, esa cápsula del tiempo que es un válvula de escape para la mundanidad y la vida estresante, veloz y estridente que había antes de la incesante pandemia.
Con la meta de retratar la luz del campo bravo, las historias de los ganaderos y las leyendas de sus divisas nace Rutas de Bravo, un blog que tiene el objetivo de homenajear a esos estetas que recurren continuamente a la ciencia, a la inteligencia y a la pasión para criar toros que creen estética en la fiesta taurina.
Cuando un ganadero nos abre las puertas de su finca y nos lleva con el coche por los cercados en los que pastan sus animales, la meta es aportar la mejor visión y reivindicación de la tauromaquia porque este blog quiere ser libre, honesto, distinto, complementario y, sobre todo, joven. Unos valores que entroncan con la esencia más pura del toreo y del arte de criar toros, ritos ancestrales y mitos históricos que todavía tienen vigencia en pleno siglo XXI.
Asimismo, esta página de información recopilará entrevistas, reportajes y artículos sobre los principales personajes del mundo taurino.
En el toreo nunca hubo nada fácil porque en la propia grandeza de jugarse la vida y en la exigencia de la obra creadora ante un público está la dificultad. La dificultad por llegar a ser torero y tener el valor y la capacidad de sentirse torero. Llegar a lograrlo es un sueño, estar en una escuela de tauromaquia también. Por eso, el toreo es una escuela de vida, una academia de unas costumbres que hoy casi se han perdido, de unos valores necesarios y ausentes. La fuerza de la reivindicación es oportuna y urgente. Por eso nace Rutas de Bravo.
Fotos: Jaime Roch
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